El Grito de Cecilio

“usté tiene una plata”
usté huele mal y no tiene corpiño, le hubiera dicho
si fuera el que quiero
y no el que soy

No, pero gitana no era de ese
Corazón
tan egoísta
Leyó plata gitana
Y leyó pena
“muy grande, escondida, detrás de usté que ríe y hace chistes
con la gente, los amigos”

cien signos de pregunta
sobre mi mano
Y mi alma que habla el más cenagoso de los lenguajes,

¿dibuja los trazos de alambre que llevo enredados en el pecho?
¿el gran plato de cobre ahuecado colgando?
¿el pie del búfalo inclemente, que se aleja de a ratos pero nunca se va?

“ya gasté mi plata”, mentí
No importó. Se levantó y se fue
gitana
“Vas a estar bien”, me dijo

Yo le creí.

Stanza XXXVIII

Lo cual quiero decir es esto
No hay principio de un fin
Pero hay un principio y un fin
De principio.
Pues sí por supuesto.
Cualquiera puede advertir que norte por supuesto
Es no sólo norte pero norte como norte
Por qué se preocupaban.
Lo que quiero decir es esto.
Sí por supuesto.

"Anita se fue”- colisión y ulterior resonancia en diversos estratos yoicos.


Crueldá e´mujer (el yo ramplón)

lo más tranquilo
estaba,

Cuando vino esa
mujer
Me sacudió
- entero –
y se fue (dejóme)

Y yo,
así,
todo desarmado.


Siete y media (el yo taciturno)

otra vez las siete y media soy una regadera
un gato enfermo,
un zapato en la arena.

Se repiten los contenidos
- son acotados, alguna vez lo había leído –
Como cuando ella vino a buscarte
porque así
- sola –
se la caían las horas
la quemaban
(y no aprendiste nada)

¿Tenías que meter todo el brazo?

Incontinencia, se me escapa la angustia por todos lados.