y la moledora de carne

Monday, October 31, 2005

evocativo

en la plazoleta frente al Don Claudio
solía estar el Payaso Triste
Los domingos, sobre todo.
vendía unos martillos inflables con la bandera de Estados Unidos.

(nunca vi a nadie comprarle)

daba vueltas, ahí,
con su jardinera gastada, su camisa a rayas y
los martillos colgando de una piola.

Una vez hice fuerza y fijé la vista un rato:
Sí, se pintaba la sonrisa. Colorada
Pero detrás de esa gran y torcida cruz oxidada que llevaba a todos lados

Los niños le tenían miedo
- yo le tenía miedo –

viendo un partido de Boca en el Don Claudio,
mientras se tomaba una cerveza en la mesa de al lado,
un domingo me dijo:
¡Qué burro este Carranza pateando al arco!

O algo así


No le contesté


Un cartel de De Marchi, candidato a intendente,
promete más espacios verdes.

Yo quiero saber qué pasó con el Payaso.

Monday, October 24, 2005

Cecilio Art III


"Estela, ballena de tendencias subversivas indefinidamente relegadas, anestesiadas por el probo y eficiente sistema de aburguesamiento del acuario después de ver Free Willy (doblada al español), el renovado impulso latiendo eléctrico en todo su cuerpo y un heroico salto hacia eso que cree la inmensidad del océano, su hogar y la libertad aunque - esto habrá de advertirlo más tarde - en realidad se trate sólo de un estanque un poco más grande y más limpio" o "Fatal Destiny II"

Sunday, October 23, 2005

geográfico


evadirse, recobrarse, correrse de la sucesión como un gato, una liebre eternamente presente saltando, discurriendo en el tiempo, el tiempo del sujeto, el tiempo y el sujeto y el contexto incompetencia de la especie, necedad, burlar la propia impericia, negación, evitar el desacierto, la nota tosca, sorda, destemplada ajena a la circunstancia, al vibrar. Disonancia. Ineptitud y disonancia. Fluir.
Fluir, función, calibraje, aire ejecución equilibrio, cuerpo espacio estación. Universo. Moral: hombre centrado.
Ser universal Cecilio. Ser universal.

Tuesday, October 18, 2005

el invento de Cecilio (boceto)



Instrucciones:

- Botón rojo: úsese en el pecho andrajoso, deshilachado, venido a menos. Aplica limpieza, en primer momento, corte, confección, chapa y pintura, finalmente. Henchido, entonces, el pecho, deviene confianza, fuerza y - va de yapa - orgullo.

- Botón azul: en casos de letargo, hibernación sin mesura. Rescata frascos olvidados, profundamente enterrados para sacudir el polvo y destaparlos. Escapan así, sueños y anhelos; destrabados, joviales, circulan e inquietan.

- Botón verde: cerrojo y estío (ídem a lo anterior; dentro del pecho). Tapa el frío y el viento, junta una de las puertas de esa bóveda tremenda, desaforada que en algún momento se destapó y que no permite al sujeto sacar la mano del sombrero, dejar el sobretodo y caminar en tranquilidad. Puede, en consecuencia, el sujeto - ahora de chomba y bermudas -, observar, admirar y obrar.

- Botón amarillo: sosiego. Detiene el tambor de lavarropas que gira y golpea por detrás del pecho. Paz. Se detiene el remolino, el sujeto respira. Puede mirar al sol si lo desea (la casa está en orden).

Funciona con monedas de 25 centavos

Thursday, October 13, 2005

experimental


caminaba por la calle
pensando

“estaría bueno parar a tomarme un café”

reviso mis bolsillos:

bajón,
85 centavos

no me alcanza para nada

avanzo dos pasos
y me encuentro un peso;

me tomo un café


“Si realmente lo deseas…”
confrontación empírica: Peter Pan tenía razón

Wednesday, October 12, 2005

Cecilio Art II


"Lobo avanzando a gran velocidad en dirección oeste, urgido, - es manifiesto - incluso desesperado, en el intento por evitar el intoxicante calor de los primeros haces de luz que habrán de transformarlo nuevamente en hombre" o "Fatal Destiny" (técnica mixta)

Tuesday, October 11, 2005

acerca de la fragilidad y la desmesura

“He who makes a beast of himself liberates from the pain of being a man”
from "fear and loathing Las Vegas"

Situación -

Arrastra jirones Señora al levantarse de la siesta, cuando corre hacia el cuarto de su hija y se derrama en preguntas. Hace dos años – Señora tenía 72 – que la tiene con las preguntas. “¿Para qué sirvo yo ahora?¿qué sentido tiene que siga en este mundo?”
Ya en el funeral de su esposo había pasado diez horas repitiendo, a quien se le acercara o a ella misma: ¿y yo qué voy a hacer ahora? ¿ah? decime ¿qué voy a hacer? Entonces la lectura de textos bíblicos y religiosos se hizo más frecuente. Las señoras de la parroquia la recibieron con calidez y entusiasmo. Se preocupó de visitar la iglesia todos los días. Participar de las oraciones – devota, fervorosa - junto al resto de la comunidad, de encuentros junto a las demás señoras…
“¿Cómo que para qué? Nosotros te necesitamos, tus nietos te necesitan..” “Estate segura que existe una buena razón para que vos sigas en el mundo, sino no estarías acá conmigo.”
Señora escucha en silencio. Acepta (elige aceptar) las explicaciones de su hija y éstas son un hilo blanco que recorre la habitación buscando los trozos de tela que cuelgan, desvaídos, y los vuelve a enhebrar.
Remedada, Señora puede ahora bajar la escalera, hacerse un té, ir a la iglesia de nuevo (cantar esa tarde más alto que todas).

Pero – se sabe - otro día, en otra siesta, un fantasma de esos que usan tijeras, volverá a entrar por un sueño deshaciendo todo esto que a Señora y a su hija les cuesta tanto trabajo mantener entero.


Situación -
Aún demasiado joven, Amigo 1 encuentra desaconsejable satisfacción en el tiempo que trascurre en la calle. Bebe mucho el padre de Amigo 1. Bebe y golpea a sus hijos. Conoce a Amigo 2, quien tampoco disfruta estando en su casa. Las pequeñas alegrías infantiles de ambos van abriendo el paso - subrepticias y fatales - a experiencias aciagas, grotescas. Los límites de las travesuras, oscuros, maleables, se mojan de episodios que aturden, que ensucian, sin que nada ni nadie llegue a contradecir. Y dejan satisfacciones. Las suficientes para no corregir el rumbo.
Finalmente, el año en que ambos cumplían 19, son apresados por la policía en un asalto a un minimercado de una estación de servicio. Se los condena a 5 años de prisión. Deben transcurrir este tiempo separados. Amigo 2 en un sector que los miércoles y los viernes es visitado por un pastor evangelista. Se vuelve muy cercano a éste. Al punto que cuando cumple su condena ya es un fervoroso militante de la religión. Amigo 2 prácticamente no recibe visitas. Transcurridos los 5 años de condena ha desarrollado una intensa adicción al tabaco, algunas drogas y el alcohol. Se abraza, más que nada – fervoroso - a esta última, que lo acompaña por el resto de su vida.
Podría haber sido al revés.

Situación -

Los dos años que había pasado con Él, Ella los llevaba tallados en la frente, colgando desde dentro de su piel. Como cabello, o un sobrenombre. Llamadas por teléfono, tardes de no hacer nada juntos, los “estás bonita” y demás frases aflautadas y bobas eran, de golpe, ausencias. Secas ausencias hechas de arena, raspando y quemando su soledad.
Conoció entonces a Otro chico. Otro chico no era Él (Ella lo sabía), pero necesitaba seguir caminando en ese suelo lleno de huecos, extendió su mano y allí estaba. Otro chico.
Reconfortada entonces, reanimada y robustecida Ella se miraba al espejo. Linda, amada, festejada.
Pasó el tiempo, Ella comenzó a pensar en Él, en Otro chico (la quería realmente?), en que Otro chico no era Él y quizás Ella ya debía acabar con este asunto y buscar alguien como Él.
Pero ya era muy tarde, iba a cumplir treinta años. Demasiado tarde. Decidió casarse, Ella, de vestido blanco. Qué linda se veía.


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¿escuchan el grito? El hombre desgarrado lanzando manotazos – asediado - desde el fondo, desde las sombras del alma.
¿escuchan la desesperación?
Vean. Atiendan. Ahí está, se esconde detrás de ese mimo de corneta y traje de colores que grita en silencio. Detrás de ese histrión de lentes oscuros que es la desmesura…

Wednesday, October 05, 2005

Cecilio Art


"No está el horno para bollos". (birome y manchas)

Tuesday, October 04, 2005

Discurso de Cecilio en la parada del treinta y cinco


Escuchad. Eh! escuchadme he dicho. Aquí, bajo el cenital de las estrellas que escoltan, que esperanzan y la osadía de este árbol en el bruto pavimento. Aquí, en la ciudad infatigable, al lado del cartel ese del treinta y cinco que viaja a San José vía Bandera de los Andes. Ustedes, sí. Escuchad. Más allá de la mera retórica, de los volúmenes que mis palabras van figurando. Que esto que vengo a decir habla de vosotros, pero verdaderos. Como acaso quieren el éxito y acaso lo alcancen. O estén buscando el apropiado. Quizás la virtud. Pues yo – iluso, soñador - refiero la autenticidad. Honestidad, he venido a gritarles. Y no desdeño tales cimas por arbitrio ni resentimiento, ser un santo en la iglesia o un revolucionario en el partido socialista de los trabajadores. Las desdeño, en cambio, por ser demasiado fáciles.
Así es. No se engañen, no se deben a nadie. No. Más les vale la desobediencia. Más les vale saquear y destruir si allí es donde se encuentran.”

Entonces desde la parada respondieron con fervor a las palabras de Cecilio que observaba, como siempre, ubicado en ese punto donde el cielo establece su curva. Llegó el treinta y cinco y se detuvo. Subieron todos, en una maraña de gritos y emociones, chocando y rompiendo, arremetiendo y sacudiendo. Pedazos de asientos, vidrios y gritos desenjaulados volaban por las ventanas del vehículo.

“No. No es lo que quería decirles”, murmuró Cecilio. “No es lo que quería decir”

Asunto (perspectiva microscópica)


El asunto fue así,

Un yo quería engordar y saber cosas, un yo cenáculos y camaradería, un yo guarecerse, un yo escuchar y responder, un yo veracidad, un yo libertad y albures, un yo agradar, seducir, un yo conocer y comprender. Un yo gritaba. Un yo era triste, un yo ambicioso, desmedido, un yo procaz, un yo ingenuo, un yo pretencioso y snob, un yo obsecuente, un yo se ocultaba, un yo temblaba, un yo se disfrazaba.
Un yo perdió, un yo se hizo grande y melancólico, un yo fue imprudente. Un yo fue vilipendiado y defenestrado. Un yo no sobrevivió al atropello; un yo sí, quedó rengo.
Un yo culpó al mundo. Un yo a él mismo.

Ahí se volvió loco.

Monday, October 03, 2005

Haiku II





Después de caer
siguió caminando así,
todo abollado




Cecilio

Saturday, October 01, 2005

Le machin


Hoy vi a Eerlinsky,

y a Torrente con la esposa.


En la esquina de Sopelssa
pasó un 505 sin capot.

El radiador, el burro de arranque,
las bobinas,

todo al aire.


como una embarazada recostada sobre
una patineta
con la panza abierta.